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El trabajo del mes

Este mes hemos entrevistado a Marina, una sevillana de 24 años, que actualmente vive en Francia trabajando como fisioterapeuta en un hospital de la provincia de Sena y Marne. No es un trabajo muy común, por lo que nos preguntamos ¿cómo ha acabado allí?

 

Quien lo sigue, lo consigue

En 2012, Marina comenzó con sus estudios en el Grado de Fisioterapia en la Universidad de Sevilla y conforme iba acabando la carrera se dió cuenta de que la situación laboral para los fisios en nuestro país no era muy adecuada; contratos precarios y escaso empleo. De esta manera, después de un Erasmus en Inglaterra, se planteó la posibilidad de trabajar en el extranjero. Investigó y descubrió que la demanda de fisioterapeutas en Francia era bastante alta por lo que decidió retomar aquel francés olvidado del colegio y ponerse manos a la obra. Si el trabajo no venía a ella, ella iría al trabajo. Buscó una agencia que le ayudase a hacer todos los trámites de papeleo para que su título fuese reconocido y poder ejercer como profesional en el país. Cuando consiguió el B1 exigido para poder trabajar en Francia, hizo las maletas, dejó atrás su querida Sevilla y se plantó en Provins, un pequeño pueblo medieval a 90 kilómetros de París. Un año después y tras haber conseguido finalizar  todo el papeleo que le exigían, ya es oficialmente fisioterapeuta reconocida en Francia.

joven sujetando portátil

A día de hoy, trabaja de lunes a viernes en el centro hospitalario Leon Bînet. Su jornada laboral comienza a las ocho de la mañana. Cuando llega lo primero que hace es ver las novedades de cada paciente hospitalizado, cómo han evolucionado ellos o su patología, para luego tratarlos hasta la hora de comer. Cuando termina su descanso, sigue tratándolos hasta que termina su jornada laboral a las cuatro y media de la tarde. Generalmente, la cantidad de trabajo que tiene es soportable, solo que cuando sus compañeros se van de vacaciones tiene que reemplazarlos y como hay poco personal sanitario para la cantidad de pacientes que hay, a veces puede resultar un tanto estresante. Aun así, tiene un buen equipo de trabajo en el que todos se ayudan. Son jóvenes con muchas ganas de aprender y demostrar que son capaces de aplicar todos los conocimientos aprendidos en la carrera. Un buen ambiente de trabajo ayuda mucho en el día a día y a afrontar situaciones de estrés.

 

¿Un masaje, por favor?

Toda profesión tiene tópicos existentes en la sociedad; como que los relacionistas públicos reparten flyers o que si estudias psicología, vas a psicoanalizar a todo el que hable contigo. En este caso, ser fisioterapeuta no es dar masajes. Cada día tiene que asegurarse de que cada paciente progresa y consigue tener autonomía en las actividades de la vida cotidiana a través de los medios físicos. Como en toda profesión sanitaria, no hay que tratar enfermedades sino enfermos. El paciente no es una patología en sí, sino una persona con problemas que no son físicos únicamente, por lo que hay que motivarlos diariamente  para que consigan ver el lado positivo de la vida. Además, esto lo complementa con un trabajo de estadística para llevar el control de todos los pacientes que pasan por el hospital.

Hablando con ella, nos cuenta que le gustaría seguir trabajando en Francia para ganar más experiencia. A pesar de llevar un año ya, sigue pensando que, en fisioterapia, cada día se aprende algo nuevo, por lo que mantiene una motivación diaria. Aun así, no descarta la posibilidad de moverse de ciudad o, incluso de país, en un futuro. Porque la vida empieza cuando decides salir de tu zona de confort.

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