Estudiar una carrera ya no te asegura conseguir trabajo de tu rama, y las expectativas laborales son más difusas que nunca para los licenciados, pero no es tarea imposible.
Al estudiante siempre se le ha recomendado estudiar una carrera universitaria por sus múltiples beneficios a largo plazo: mayor cualificación, ampliación de conocimientos académicos, posibilidad de opción a puestos altos y bien remunerados... Sin embargo, cuando sales de la carrera te das cuenta de que apenas hay buenas ofertas laborales para tu rama de conocimiento. Y las que hay, están saturadas de candidaturas. Por lo tanto, es lógico que el universitario que se encuentre en esta situación se pregunte si hizo bien eligiendo la carrera universitaria. Pero es una de las mejores decisiones que haya tomado. Antes de nada conviene animar al universitario a recordar los pros de estudiar la carrera.
Difícilmente encontrará motivos para no haberla estudiado. Ser universitario es una experiencia irremplazable, no sólo por los recuerdos, sino el bagaje socio-cultural que adquieres. Aprendes a ir a clases de más de 80 alumnos y conseguir apuntes eficientes. Comprendes lo importante que es una reprografía cercana a la facultad. Valoras el silencio de las bibliotecas y entiendes, de una vez por todas, la importancia de las citas bibliográficas. Y no sólo eso, consigues mostrar interés real –la mayoría de las veces- en lo que está explicando el profesor, porque por fin estudias lo que te gusta.
Otro punto importante es el nivel de inserción laboral: es mayor que realizando solamente estudios obligatorios. Es cierto que en los últimos años la inserción laboral universitaria es difícil e incluso el Ministro de Educación Iñigo Menéndez de Vigo ha planteado nuevas formas de nutrir al sistema universitario para no sufrir el fenómeno de la “década universitaria perdida”. El último informe CyD refleja una alta desigualdad entre oferta y demanda laboral de alta cualificación juvenil.
1) Optar por la formación complementaria específica: para subsanar dichas carencias y conseguir un puesto de trabajo como empleado junior. Los másters suelen ser las opciones más recurrentes para los recién licenciados para asegurar la inserción laboral, aunque sus elevados precios limitan la especialización postuniversitaria que tanto se requiere. También existen plataformas de cursos online específicos, que suelen ser gratuitos o por poco dinero en comparación con un máster. Dependiendo de la carrera universitaria escogida, la oferta laboral que tenga ésta y el atino del universitario, con un par de cursos específicos y un poco de suerte se puede encontrar empleo al salir de la carrera.
2) Profundizar los conocimientos en idiomas o aprender uno nuevo: parece una obviedad, pero puede significar la diferencia entre candidatos similares. El conocimiento de idiomas siempre ha sido importante, pero ahora lo es más aún. Por ello las empresas valoran y mucho que tengas certificados autorizados en algún idioma, preferentemente el inglés. El nivel que se requiere para un puesto de alta cualificación (universitarios, fp superiores o estudios no oficiales del mismo nivel) es entre el B2 (First) y el C1 (Advanced) aunque dependiendo de la carrera ya se está exigiendo un nivel igual al C2 (Profiency) debido a la necesidad de profesionalización de los empleados de alta cualificación.
3) Vivir en el extranjero un tiempo: es un tema muy recurrente especialmente en los jóvenes españoles. Al no conseguir empleo se permiten reflexionar seriamente sobre esta decisión ya que pueden optar a mayor cantidad de ofertas de su rama de conocimiento en otro país. Los destinos más demandados por los españoles son Reino Unido, Alemania, Francia, Países Bajos y EEUU. Algunos países de menor demanda pero con creciente importancia en acogida de emigrantes españoles son China, Emiratos Árabes y los países nórdicos.
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