En 2030 los millenials representarán el 75% de la fuerza de trabajo. Hablemos de quiénes son, qué representan y si la sociedad está preparada para ellos.
Generación del Milenio o Generación Y. Hijos del baby boom, tienen entre 15 y 35 años. La generación Pokemon, de la Nintendo y el bollycao. Nacieron bajo la prosperidad económica, destinados a un desempleo omnívoro. Su vida se define por pantallas, su enciclopedia es la Wikipedia, su televisión es Internet y no pueden vivir un día sin Smartphone, WhatsApp, Facebook, Twitter o Instagram, sin compartir vidas y posts en la red. Frente a los ni-ni, los millenials tienen un currículum impresionante en la papelera empresarial y viven de las becas y de un carnet de estudiante eterno. ¿Te sientes identificado? Eres un millenial.
La economía creativa, las nuevas profesiones y el boom emprendedor han moldeado un escenario donde los millenials son la nueva fuerza de trabajo global, con una mentalidad digital, fluida y colectiva que afectará a la forma de concebir la realidad laboral en el futuro. Al contrario que generaciones anteriores, no sueñan con un trabajo estable, horario de oficina de 9 a 6, con un sueldo para tener hogar, familia y una jubilación paradisiaca. Desaparece la adicción al trabajo y al dinero para ascender. Son inconformistas, críticos y exigentes. Autosuficientes y autónomos, reniegan de jerarquías, quieren ser los dueños de sus propias vidas.
Criticados por ser impacientes, informales, ingenuos, pretenciosos, egocéntricos, con síndrome Peter Pan…Son niños perdidos, sí, pero no por inmadurez, sino porque no tienen recursos. Se les llama radicales y problemáticos porque son rebeldes, lo cuestionan todo y rompen con los esquemas tradicionales, inadaptados e indignados porque desafían al sistema, piensan por sí mismos y prueban cosas nuevas.
Movilidad, equipo, diálogo, flexibilidad, originalidad. Adiós al ejecutivo de Wall Street, bienvenido hípster con vaqueros. No hay reglas ni barreras, abajo estereotipos. Quieren retos, desafíos, estímulos, libertad y motivación para desarrollar su talento, oportunidades para crecer profesionalmente. No desprecian a sus mayores, sino que tienen entusiasmo por un feedback en base a la igualdad y al respeto, porque creen en sí mismos, saben que tienen mucho que aprender, pero también mucho que enseñar.
Éxito equivale a placer. Aspiran a más y quieren cambiar el mundo con sus ideas. No trabajan para vivir, viven para trabajar, no les importa llevar deberes a casa porque su trabajo les apasiona, es personal, les motiva, les da vida. Su filosofía es un Carpe Diem que se mide por momentos, su meta no es su destino, sino el viaje. Son los colores que envuelven el blanco y negro Pleasantville, porque no saben qué pasará mañana. Viven el presente sin la ilusión de poder controlar el futuro pero siempre con él en mente.
Los estudios avalan su presencia como un incentivo para evolucionar en “talento, comunicación, colaboración, intercambio e innovación”. Los millenials entienden la realidad porque se adaptan a ella y evolucionan con los cambios. Porque somos nosotros los que nos adaptamos a ella, no al revés. “Estos jóvenes de ahora solo quieren trabajar en sus hobbies y ser felices”, frase verídica de un ex jefe. Y a mucha honra. Además de empleo, hay que tener un propósito en la vida. Nos casamos con nuestro trabajo, así que debe ser un amor profundo.
Suena a edulcorada moraleja del sueño americano pero, ¿acaso no desearíamos que nuestra vida se componga de esos finales felices? Walt Disney dijo “Todos tus sueños se harán realidad si tienes el valor para perseguirlos”. Creo en el consejo de Jerry Mcguire, (If heart is empty, brain doesn't matter). Creo en el anuncio de Voll Damm, “Si vives como tú quieres, hasta las últimas consecuencias, quizá llegues a ser quien eres”. Millenials, la Generación Y. ¡Yes, we can!
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